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23 August 2016

Viajes: Repetir Kenia, un viaje siempre diferente



Kenia enamora. No lo decimos nosotros, sino todo el mundo. Por eso, quien viaja a Kenia repite sin dudarlo. Y si bien es un placer revisitar un destino ya conocido y no tener que cubrir los pasos “obligatorios” en la vida de todo viajero, a veces surgen dudas sobre qué camino tomar, qué descubrir, qué frecuentar, qué dejar atrás y qué tiempo utilizar para, simplemente, dejar de ser extranjero en una tierra ajena y disfrutar de ella como cualquier otro local.

Aquí os proponemos diez planes, entre muchos otros, para repetir Kenia y descubrir algunos de los secretos que sólo los habitantes del país conocen.

  1. Pasear por la Reserva forestal Kakamega
Uno de los últimos vestigios del ecosistema forestal que se extendía de Guinea al Congo, los 230 kilómetros de selva tropical virgen de Kakamega incluyen en su haber algunas de las especies de flora y fauna más diversas y fascinantes de Kenia. Además de 330 tipos de aves diferentes, la reserva contiene varios tipos de primates (mono de cola roja, mono colobo blanco o negro y mono azul), camaleones, serpientes, mariposas y otros mamíferos e insectos. Muchos caminos permiten verla como realmente se merece, despacio y a pie, disfrutando del mundo diferente que nos rodea.

  1. Mezclarse con la lava en las Colinas de Chyulu
Al noroeste del Parque Nacional de Tsavo West es posible adentrarse en la galería de lava más larga del mundo, el Leviathan, y explorarla con el apropiado equipo de espeleología. Dicha experiencia se encuentra en las colinas de Chyulu, un espectacular grupo volcánico con unas vistas al Kilimanjaro que quitan la respiración. En el Parque se pueden ver animales como antílopes elands, jirafas, cebras o ñúes y, con suerte, elefantes, leones y búfalos, además de disfrutar de una vegetación selvática de montaña.

  1. Descubrir el desierto de Chalbi y sus oasis
El mayor lago permanente del mundo de los situados en un entorno desértico, el lago Turkana, es una maravilla para los sentidos. Al este del mismo se encuentra el desierto Chalbi, a 370 metros sobre el nivel del mar. En idioma gabbra, Chalbi significa desnudo y salado, y así es el entorno, una aventura impresionante rodeada de volcanes y lava. Al norte se encuentra un oasis poblado por los mismos gabbra, con palmeras dum y acacias, que ofrece resguardo de la intensidad del sol. 

  1. Comer como un keniata de verdad en OlePolos
Al final de una serpenteante carretera, al suroeste de Nairobi, se halla la verdadera experiencia gastronómica keniata, una barbacoa de carne de animales recientemente cazados que frecuentan los locales en días de fiesta y fines de semana. La (económica) comida se acompaña con una buena cerveza, unos alrededores tranquilos y unas vistas sobre el Valle del Rift que harán que creas haber alcanzado el paraíso.

  1. Descubrir una muy avanzada Antigua civilización
A unos pocos kilómetros de la playa de Watamu se localizan las ruinas de Gede, un yacimiento arqueológico perteneciente a una ciudad medieval suajili envuelto en misterio. Y es que, a pesar de los enigmas que rodean su situación temporal (se cree que alrededor del siglo XIII, pero no se asegura), lo que más sorprende a los investigadores es el desarrollo que demuestran los restos de este pueblo y el tipo de objetos encontrados: calles, agua corriente o retretes con cisternas, además de jarrones chinos de la dinastía Ming, cristal veneciano o lámparas de la India. Protegido hoy en día como parque Nacional, los arqueólogos investigan sus secretos desde 1948.

  1. Aprender por qué las mujeres no podían entrar en el Castillo de Lord Egerton
Es lo que tiene el amor, que es imprevisible y ajeno a chantajes. Lord Egerton, que construyó en los años 50 del siglo XX este castillo para la mujer a la que quería proponerle matrimonio, se quedó compuesto y sin esposa cuando ella acudió a visitarlo, lo recorrió durante de dos horas y poco menos que casi después se mudó a Australia. Con el corazón roto, Lord Egerton prohibió entonces la entrada al Castillo a cualquier mujer, estuviese casada con sus amigos, trabajadores o sirvientes. Irónicamente, ahora es una clásica localización de bodas.  La mayor parte de los materiales utilizados en su construcción (mármol verde italiano, baldosas de china, etc.) fueron importados pero, en su conjunto, han conseguido formar una verdadera e impresionante obra de arte.

  1. Observar el Valle del Rift desde un  mirador privilegiado
Iten es famosa hoy en día por su excelsa y abundante producción de medallistas olímpicos, lo que hace que muchos atletas viajeros escojan sus alrededores para entrenar y disfrutar del aire que respiran corredores como Ezekiel Kemboi. A pocos kilómetros de Eldoret, Iten es una pequeña y normal ciudad de provincias. Pero en las afueras, en dirección a Kabarnet, cuenta con un mirador de los que hacen historia. Es de hecho, el mirador en el que más extensión de Valle del Rift se puede ver en la Tierra sin necesidad de subirse a un avión. Y es una experiencia que quita la respiración.

  1. Descubrir especies extrañas en Saiwa Swamp National Park
Probablemente el parque más pequeño de Kenia, Saiwa Swamp es famoso por acoger en sus tierras a uno de los animales más especiales y peculiares del país, el antílope Sitatunga, que es semiacuático. También se pueden observar muchas especies diferentes de aves y primates en el bosque tropical que rodea la charca que da nombre al parque.

  1. Cenar en una Cueva de coral
Entre 120.000 y 180.000 años se cree que tiene la Cueva de Ali Barbour, localizada en Diani Beach, a 30 kilómetros al sur de Mombasa. Compuesta de una serie de cámaras entrelazadas a 10 metros bajo el suelo, hoy en día es un restaurante que permite a sus comensales cenar bajo los agujeros naturales del techo que dejan ver el cielo estrellado y crean una atmósfera íntima y elegante.

  1. Conocer Meru
Localizada a la vera del río Kathita, que nace en los glaciares del Monte Kenia, Meru contiene algunos de los secretos mejor guardados de Kenia y, desde sus alturas, unas vistas que se dilatan hasta lo que parece el infinito. A tres kilómetros del centro se localizan dos cataratas en medio del bosque, Mpuri y Ntura, que constituyen las joyas ocultas de la ciudad, y en los alrededores se puede visitar el Parque Nacional de Meru, una extensión de 4.000 kilómetros cuadrados con variedad de fauna y flora.

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