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26 June 2014

“Debemos entender los hábitos alimentarios y la práctica de actividad física como dos conceptos inseparables”


Según el análisis científico “Sedentarismo, vida activa y deporte: impacto sobre la salud y prevención de la obesidad”,“en la mayoría de las situaciones la obesidad se produce por un pequeño y continuado balance positivo de energía almacenada en nuestro organismo en forma de grasa, que excede a la energía consumida. Para contrarrestar este efecto debemos entender los hábitos alimentarios y la práctica de actividad física como dos conceptos inseparables que persiguen el mismo propósito: ayudarnos a mantener un estilo de vida saludable y un correcto balance energético”.
Otras investigaciones han ahondado anteriormente en el papel del  equilibrio energético en la lucha y prevención de la obesidad. La investigación ‘Energy balance and obesity’, publicada en la revista científica Circulation destacaba cómo la restricción alimentaria por sí sola no resulta eficaz a la hora de reducir el sobrepeso y la obesidad, debido a que la fisiología humana está preparada para un elevado nivel de ingesta y de gasto energético al mismo tiempo. Esta restricción unilateral produce la adaptación natural del organismo para mantener su peso, alterando la forma en que el cuerpo quema calorías. Los autores de este análisis aseguraron además que la restricción constante de alimentos es difícil de mantener a largo plazo y que “igualar la ingesta calórica con un alto gasto energético sería más factible para la mayoría de las personas que restringir la ingesta alimentaria para compensar un nivel bajo de consumo de energía”.

Para el profesor de Pediatría y Medicina del Campus de Medicina de la Universidad de Colorado y coautor de la investigación, James O. Hill, debemos cambiar el mensaje de “comer menos y moverse más” por “moverse más y comer mejor”.
Así, los factores que influyen en el desarrollo del sobrepeso y la obesidad no pueden ser analizados de forma aislada sino en su conjunto, y a través de un planteamiento amplio que centre los esfuerzos en la promoción de la actividad física y la reducción del consumo excesivo de calorías. A este respecto, todos los alimentos y bebidas tienen cabida en la dieta si mantenemos una alimentación variada, moderada y equilibrada. No obstante, todas las calorías cuentan, provengan del alimento o bebida que provengan.
La actividad física, una de las herramientas con mayor potencial para prevenir la obesidad
Edades
Recomendaciones de práctica de actividad física (OMS)
·          jóvenes hasta 17 años
-60 min/día de actividad física moderada a vigorosa
-3 días/semana de actividad física vigorosa
·          Adultos
-150 min/semana de actividad física aeróbica moderada ó 75 min/semana de actividad física aeróbica vigorosa
-2 días/semana de actividades de fortalecimiento muscular
·          Mayores de 65 años
-150 min/semana de actividad física aeróbica moderada ó 75 min/semana de actividad física aeróbica vigorosa
-2 días/semana de actividades de fortalecimiento muscular
-3 días/semana de actividades para mejorar el equilibrio y evitar caídas (para personas con movilidad reducida)
Con respecto a la actividad física y según el análisis científico “Sedentarismo, vida activa y deporte: impacto sobre la salud y prevención de la obesidad”, los beneficios de su práctica habitual se conocen desde la antigua Grecia, si bien fue en el siglo XX cuando se produjo el mayor avance del conocimiento científico sobre la materia. Toda esta evidencia ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecer unas recomendaciones que pasan por la práctica generalizada de al menos 150 minutos a la semana de actividad física de moderada a vigorosa para personas adultas, y de 60 minutos al día en niños y adolescentes.

Para la Prof. Dra. Marcela González-Gross, Catedrática del Departamento de Salud y Rendimiento Humano de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte-INEF de la Universidad Politécnica de Madrid, miembro de CIBERobn, y autora de este trabajo de investigación, “actualmente la totalidad de la comunidad científica considera el ejercicio físico como una de las herramientas de salud pública con mayor potencial para prevenir el sobrepeso y la obesidad, ya que contribuye al  balance energético entre las calorías que ingerimos y las que gastamos”. 

A este respecto la experta señaló que diversos estudios han identificado cómo en los últimos 50 años la actividad física laboral se ha reducido en la media en unas 120 kcal/dia.

Un estudio reafirma el papel positivo de las bebidas light en la pérdida de peso
Por otra parte, un nuevo estudio que acaba de ser publicado en Obesity, la revista de la Sociedad de la Obesidad, confirma que consumir bebidas light ayuda a las personas a perder peso.

Los participantes del estudio se dividieron en diferentes grupos en los que se les permitía consumir bebidas light, como refrescos light, tés y aguas con sabor, y otro, un grupo de control, en que solo bebían agua. Con la excepción de las opciones de bebida, ambos grupos siguieron una dieta y un programa de ejercicio físico idénticos durante la duración del estudio.

Además de perder un 44 por ciento más de peso que el grupo de control, el grupo de bebidas light también manifestó también una sensación de hambre significativamente inferior al grupo de control, mostró mejoras significativamente mayores en los niveles séricos de colesterol total y lipoproteína de baja densidad (LDL), el denominado colesterol “malo” y observó una  reducción destacable de triglicéridos en sangre.




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