Las enfermedades cardiovasculares representan la comorbilidad más frecuente en pacientes con EPOC

“Según los datos de los estudios ECCO y ESMI llevados a cabo entre pacientes, la comorbilidad más frecuente en los pacientes con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) son las enfermedades cardiovasculares, entre ellas, hipertensión, insuficiencia cardiaca, enfermedad coronaria y arritmias, seguidas por las metabólicas, la osteoporosis y los trastornos depresivos”, ha afirmado el doctor José Manuel Varela, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, que ha moderado la mesa redonda “Manejo del paciente crónico complejo con EPOC”, en el marco del XXXIV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), y con la colaboración de Boehringer Ingelheim.

“Las comorbilidades”, ha destacado el doctor Varela, “juegan un papel muy importante en cuanto a la gravedad y pronóstico evolutivo en pacientes con EPOC. Además, dificultan el manejo de estos pacientes por el aumento de la polifarmacia”. Es por esta razón que “la presencia de comorbilidades entre los pacientes que participan en ensayos clínicos es imprescindible porque se trata de la única manera de acercar y trasladar los resultados de la investigación a la práctica clínica habitual”.

A este respecto, el doctor Varela ha destacado el estudio TIOSPIR™, realizado a lo largo de 3 años y que ha incluido a más de 17.000 pacientes de más de 50 países, como “una aportación importante ya que se trata de la primera investigación clínica que evalúa la seguridad de un fármaco, SPIRIVAÒ, administrado mediante el dispositivo RespimatÒ , en pacientes con EPOC con el objetivo de valorar la seguridad cardiovascular”.

Asimismo, el doctor Varela ha subrayado que es en el contexto de comorbilidades en pacientes crónicos complejos con polimedicación “donde el internista puede jugar un papel fundamental por la visión global e integral que tiene del paciente y sus enfermedades”.

En la mesa redonda también han intervenido el doctor Jesús Recio Iglesias, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona, y el doctor Gabriel Zubillaga Garmendia, del Hospital Universitario Donostia de San Sebastián.