Nueve de cada diez pacientes considera que la atención de los políticos españoles hacia el cáncer es insuficiente, según la encuesta Expectativas y Necesidades de las Asociaciones de Pacientes Oncológicos, realizada en el año 2011 entre pacientes de 112 asociaciones de toda España. El fin último del compromiso político debe ser promover políticas sanitarias coordinadas en el terreno del cáncer y un catálogo de prestaciones razonablemente homogéneo para evitar posibles desigualdades.
“Para mantener la calidad de la atención oncológica, las políticas sanitarias deben girar en torno a la formación, incluyendo la formación continuada de postgrado, la investigación y la innovación. Además, es esencial definir los procesos clínicos, estandarizar guías de actuación clínica y establecer unos estándares mínimos de atención al paciente”, explica el doctor Jesús García-Foncillas, patrono de la Fundación ECO (Excelencia y Calidad de la Oncología). Junto a él, el coordinador científico de la Estrategia Nacional contra el Cáncer, el doctor Josep Mª Borrás, Mario Mingo, presidente de la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados y diputado por el Partido Popular, Mª Concepción Tarruella, portavoz de Convergencia i Unió (CiU) en la Comisión de Sanidad, y Gracia Fernández Moya, miembro de la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados y diputada por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), han participado en el Foro “Por una atención oncológica de calidad. El valor de la innovación”, que, organizado por la Fundación ECO, con la colaboración de Roche, ha tenido lugar hoy en la Real Academia Nacional de Medicina en Madrid.
Sin duda, la Estrategia Nacional contra el Cáncer estableció en su inicio un mínimo común en la atención oncológica y la prevención del cáncer en todo el país. Según el doctor Josep Mª Borrás, “las comunidades autónomas han ido recogiendo los criterios mínimos que la Estrategia establece, de forma que se puede afirmar que dichos criterios han sido aplicados en un 75%”. No obstante, en la actualidad, “ante la situación económica en la que nos encontramos, es fundamental reformular prioridades y criterios”, añade el doctor Borrás. Precisamente, durante la Sesión dedicada a Innovación Oncológica y Política Sanitaria, moderada por los doctores Alfredo Carrato y Emilio Alba, ambos patronos de la Fundación ECO, se ha puesto de manifiesto la dificultad, más que nunca debido a la situación económica, de establecer políticas sanitarias que establezcan prioridades, presupuestos flexibles y una coordinación eficaz y eficiente de los recursos existentes.
“Desde el punto de vista del oncólogo –explica el doctor Jesús García-Foncillas- esto pasa por personalizar cada vez más la medicina, para poder hacer una elección más selectiva de los pacientes que pueden responder a cada tratamiento y obtener un mayor beneficio”.
Innovación, prioridades y coordinación
Analizando el contenido de la Estrategia Nacional contra el Cáncer, el coordinador científico de la misma destaca tres prioridades fundamentales en torno a dicho documento: “Establecer un modelo asistencial que sea multidisciplinario y coordinado, el diagnóstico rápido con plazos lo más cortos posibles y, en relación a la innovación, priorizar según los beneficios clínicos de las terapias”. Además, el doctor Borrás explica que existe otro tipo de innovación, la organizativa, que es necesario potenciar, “en pro de un proceso asistencial más coordinado, lo que garantiza una mejor atención y tratamiento”.
En la misma línea, el doctor García-Foncillas hace hincapié al respecto en que “llevar a cabo una política sanitaria de innovación requiere tener muy claros los objetivos que se persiguen, más aún en situación de crisis económica, en la que, teniendo en cuenta que tenemos recursos limitados, es necesario seleccionar aquello que más impacto pueda tener en sumar más años de vida y calidad de vida a los pacientes”. No obstante, ambos expertos coinciden en destacar que en los últimos años la innovación ha aportado muchas novedades diagnósticas y terapéuticas y que, sin embargo, las políticas sanitarias no han evolucionado al mismo ritmo.
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