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14 August 2012

Las gafas de natación protegen los ojos de irritaciones e infecciones

El baño en sitios públicos puede ocasionar irritaciones e infecciones oculares que pueden prevenirse en gran medida con el uso de gafas de natación o buceo. Así lo revela una revisión de estudios de la Fundación Rementería que concluye que el riesgo de irritaciones e infecciones oculares ocurre tanto en aguas tratadas con productos desinfectantes como en aquellas sin tratar. Enrojecimiento, escozor, sensación de arenilla y cuerpo extraño, hipersensibilidad a la luz y lagrimeo son algunos de los síntomas de las conjuntivitis, que se multiplican en verano. La Fundación Rementería ha publicado un decálogo de prevención de estas infecciones e irritaciones en su web (www.fundacionrementeria.es).

“El cloro puede resultar muy irritante para los ojos, sobre todo en niveles excesivos, algo que sucede con frecuencia en las piscinas públicas”, señala la doctora Marina Leal, de la Fundación Rementería. En ese sentido, un estudio publicado en julio en la revista Journal of Toxicology and Enviromental Health sostiene que dos de cada tres piscinas “presentan niveles excesivos de cloro y de otros productos desinfectantes”. El estudio, llevado a cabo en Portugal por investigadores del Instituto Nacional de Salud, analizó los niveles de pH, oxidación, cloro y trihalometanos (compuestos utilizados en los procesos de potabilización), entre otros factores. Otra investigación publicada en la revista International Journal of Hygiene and Public Health el pasado año explica que existe “una relación directa entre la irritación de los ojos de los nadadores y el contacto con el agua tratada con cloro”, según los autores de la investigación.

Por otro lado, las aguas sin tratar de ríos estanques y algunas piscinas domésticas pueden ser un foco de infección, advierte la doctora Leal. Los principales virus y bacterias que pueden desencadenar conjuntivitis son adenovirus y estafilococo áureo. El contagio puede producirse “a través de las manos, del contacto con toallas, prendas de ropa, e incluso con los estornudos de la persona afectada”, añade. Una investigación del Centro de Control y Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos apunta en esa misma dirección. El estudio, publicado este mes en la revista Ophthalmic Epidemiology, señala que la queratitis, un tipo de afectación de la córnea que puede sobreinfectarse, “es mucho más frecuente en la época estival”.

Lentes de contacto

Las personas que utilizan lentes de contacto son las más susceptibles de sufrir una infección ocular, “debido a que los patógenos se adhieren a la lente con cierta facilidad”, explica la doctora Leal. “Es preferible dejar de utilizarlas ante el primer síntoma de hinchazón o enrojecimiento”, añade. En cualquier caso, los usuarios de lentes de contacto “deben limpiarse bien las manos antes de manipular los ojos o las lentillas en el área de bañistas y limpiar lentes y estuche con mucha frecuencia”. Las personas con ojos secos están también más predispuestas a padecer conjuntivitis, por eso es recomendable “utilizar lágrimas humectantes para hidratar el ojo y evitar el aire acondicionado y los ventiladores”.

Algunos consejos

La Fundación Rementería ha publicado un decálogo de consejos para evitar el contagio este verano como “el uso de gafas de buceo y evitar los baños en sitios sin señalización”, explica esta oftalmóloga. Asimismo, sugiere “no compartir toallas ni prendas que estén en contacto con el ojo y, si se sufre conjuntivitis, evitar bañarse en lugares públicos”. Con respecto a las gafas de buceo, “se recomienda que ajusten bien a las sienes para que no entre agua con el movimiento y que tengan una capa antiniebla”.

Un estudio publicado el año pasado en la revista Optometry and Visión Science asegura que “con esta protección, el ojo se mantiene a salvo de la colonización de bacterias, especialmente si se utilizan lentes de contacto”.

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