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28 April 2011

La pérdida del empleo es la principal causa de ansiedad o depresión entre la población en edad laboral

Según el último Informe sobre el Estado de la Seguridad y la Salud Laboral en España en 2009, publicado en marzo de 2011, los empresarios consideran que en un 14% de las empresas existe riesgo de estrés, depresión o ansiedad, un riesgo que se concentra en los sectores de la Administración Pública y Educación (32,6%), y de Transportes y Comunicaciones (31,8%). El problema es mayor en las empresas de más de 250 trabajadores (35%) y disminuye con el tamaño, hasta alcanzar el 11,9% en las empresas de 1 a 9 trabajadores.
Por otra parte, según los datos de la VI Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo (VI ENCT), aplicada a los trabajadores, y también recogidos en el citado Informe, el 27% de aquéllos que opinan que el trabajo está afectando a su salud citan el estrés entre las dolencias que pueden ser atribuibles al trabajo, situándose en tercera posición tras el dolor de espalda y el de cuello/nuca.
Además, según el Dr. José Ángel Arbesú, Coordinador de Salud Mental de SEMERGEN, "la pérdida del empleo es la principal causa de ansiedad o depresión entre la población en edad laboral".

-Consultas médicas y bajas laborales a causa del estrés, ansiedad y depresión
Los trastornos mentales ocupan el quinto puesto entre las causas de mayor incidencia de bajas laborales pero se sitúan en el tercer lugar en cuanto a la duración media de los procesos por incapacidad laboral temporal.
La actual crisis económica ha hecho que descienda de forma significativa la cifra de bajas laborales en España -hasta un 40% menos a finales de 2010-, aunque los casos de incapacidad temporal por enfermedad están, cada vez más, relacionados con el estrés y la depresión de los trabajadores, constituyendo, en el conjunto de la UE, hasta el 60% del total de las bajas laborales.
En opinión del Dr. Arbesú, "las personas con bajas laborales por enfermedades mentales pueden ser percibidas socialmente como pacientes rentistas, es decir, se cree que no tienen nada, pero en mi experiencia profesional, la mayoría de las veces, estamos ante procesos de baja laboral que generan aún más sufrimiento en el paciente, pues afectan todavía más a su autoestima y funcionalidad y pueden ser de larga duración si persisten los desencadenantes psicosociales que suelen acompañar a estos procesos".
Se estima que un paciente tarda de media en acudir al médico unas 10-12 semanas y lo hace cuando los síntomas como cansancio, insomnio, dolor u otros síntomas físicos repercuten ya en su vida diaria. "Los pacientes consultan menos por los síntomas psicológicos como tristeza, irritabilidad o apatía que pueden estar en un segundo plano", señala el Dr. Arbesú, quien también afirma que "en general, los pacientes no quieren coger bajas laborales debido a la precaria situación económica y a la posibilidad de que se prescinda de ellos en caso de baja laboral".
Para el Dr. Rafael Penadés, psicólogo del Hospital Clinic de Barcelona y Profesor asociado de la Universidad de Barcelona, "es importante distinguir entre malestar emocional, estrés y ansiedad. Experimentar estrés no es malo en sí mismo. Si el estrés no se resuelve en una mejora en la capacidad de adaptación es cuando aparecen los síntomas de ansiedad y depresión que constituyen motivo de tratamiento psicológico y farmacológico. Hay dos criterios para prescribir un tratamiento: la duración y la intensidad del malestar que entonces se considerará síntoma".

-¿Cómo repercute el trabajo en la salud mental?
Existen una serie de factores o condiciones laborales que determinan en gran forma la repercusión del trabajo sobre la salud mental:
o Complejidad y demandas del trabajo.
o Grado de control sobre el trabajo.
o Seguridad.
o Equidad esfuerzo/recompensa.
La necesidad de reprimir las propias emociones y mantener la compostura frente a las personas con las que o para las que se trabaja es frecuente en ocupaciones que requieren el trato con público o con personas ajenas a la empresa. Según los datos de la VI ENCT más de la mitad de los trabajadores (58,6%) debe tratar directamente con personas que no son empleados de su empresa y un 37,1% califica su trabajo como emocionalmente exigente.
Como señala el Dr. Arbesú, "las profesiones con más riesgo para desarrollar trastornos ansioso-depresivos son aquéllas relacionadas con el trato con otras personas, donde se necesita mucha implicación personal y alta responsabilidad como es el caso de educadores, sanitarios, policías…".
Respecto a las exigencias emocionales, intelectuales y de cantidad de trabajo percibidas, algo más de la tercera parte de los entrevistados en la VI ENCT considera que el trabajo es emocional o intelectualmente exigente siempre o casi siempre o a menudo, mientras que un 20% manifiesta que su trabajo es excesivo y se siente agobiado. Otro elemento a considerar es la necesidad de atender a varias tareas de forma simultánea: un 41,2% de los trabajadores declara que la realización del trabajo comporta la necesidad de atender a varias tareas al mismo tiempo.
De los datos de la VI ENCT también se desprende que casi la mitad de los trabajadores (45,3%) suele prolongar su jornada laboral. Un 26,8% recibe por ello una compensación bien sea económica, bien en tiempo libre, y un 18,5% lo hace sin compensación alguna. Una tercera parte de los entrevistados (35,5%) afirma trabajar los sábados siempre o frecuentemente y un 17,2% trabaja los domingos y días festivos.
Ante esta situación, los datos reflejan que en muchas empresas (27,6%) no se ha llevado a cabo la evaluación y la consiguiente intervención para la mejora de las condiciones psicosociales.
España, a pesar de que está en el promedio europeo en lo que se refiere a la consideración del riesgo, está por debajo de los procedimientos de la media europea para tratar el estrés relacionado con el trabajo.

-La amenaza del acoso psicológico en el entorno laboral
De acuerdo con la VI ENCT, en relación con las conductas violentas, un 2,9% de los trabajadores manifestó que en los últimos doce meses diariamente, al menos una vez por semana o algunas veces al mes, había estado expuesto a uno o más tipos de conducta considerados de acoso psicológico. Los colectivos más expuestos a estas conductas son las mujeres (3,4%), los menores de 45 años (3,2%), los trabajadores del sector Servicios (3,2%) y los de empresas con más de 250 trabajadores (5,1%).
En opinión del Dr. Rafael Penadés, "las situaciones de hostigamiento laboral o acoso son una amenaza clara a nuestra estabilidad y nuestra salud. Sentirse acosado genera estados patológicos de hipervigilancia, estados de ansiedad, estados depresivos e incluso episodios auténticos de estrés postraumático como los que se describen tras haber vivido una catástrofe descomunal".
Para el Dr. José Ángel Arbesú, "cuando realmente existe mobbing, algo que hay que evaluar no solo por los servicios sanitarios, la situación puede ser difícil de abordar pues no sólo es necesario el tratamiento psicológico y/o farmacológico sino que se necesitan cambios del entorno laboral difíciles en el momento actual".

-Las consecuencias del desempleo y de un mal trabajo son similares
Según el Dr. Penadés, "cualquier peligro percibido sobre el trabajo es vivido como una amenaza a nuestra existencia total y por ello nos genera gran cantidad de ansiedad o malestar emocional. Es por ello que el estar desempleado o tener un mal trabajo genera un daño similar a nuestra integridad psicológica".
El desempleo se ha asociado consistentemente a una mayor incidencia de estados depresivos, niveles bajos de autoestima, niveles deficientes de satisfacción con la vida, dificultades de concentración y empeoramiento de las relaciones familiares. Todos estos síntomas se multiplican en la medida que el desempleo se asocia a estados de exclusión social, institucional, cultural y, obviamente, económica.
"Sin embargo, los resultados de sufrir desempleo o de mantener un mal trabajo son muy similares. Esto explica la espiral de algunas personas que tras ser despedidas encuentran un trabajo precario y entonces se dan cuenta de que su sufrimiento se multiplica, llegando a estados de desesperanza y a trastornos del estado de ánimo", opina Rafael Penadés.

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